Match
Vi eligiendo, los vi eligiendo como si fuera un gran catálogo de maquillajes, pasando las páginas, seleccionando por color por forma por paisajes, por la luz o por simple azar. Vi como pasaban las imágenes, como si fueran simples pinturas abstractas sin sentimientos, mirando como si fuera un museo apreciando subjetivamente cada cuadro, desechando el menos pintoresco. Me dijeron que intente, que así era ahora. Me negué. En este mundo de consumo donde todo es inmediato donde ya no hay tiempo, donde la imagen es el único valor, no hay tiempo para errores. Como en un experimento se intenta mezclar sustancias para ver si nace un sentimiento. Una charla, una palabra un gesto equívoco y ya es justificativo de descartar. Seguir con el siguiente, como con un tema musical. No hay nada que perder. Es como entrar a un supermercado y escoger el producto por la imagen la marca, los colores o su publicidad. El mejor vendedor, ganará, como en una competencia, entonces convertimos algo tan puro en un simple negocio.Como una transacción, nos quedamos con el producto que cumplió nuestras expectativas o el menos malo. Caemos en un efecto halo en una equivocación sin igual. Porque debemos cumplir, porque nos llego la edad o simplemente por aburrimiento. Porque ahora es así, tenes que intentar hasta sacarte el premio mayor o terminar con el menos malo. Y así el sistema arruinó lo último digno que nos quedaba. Comercializamos todo, nos vendemos y compramos como si fuéramos objetos, como si fuéramos robots, como si fuera disfrutar del momento, como si estuviéramos en una pauta publicitaria. Lo analizamos, le dimos un método para hacerlo mas efectivo, menos doloroso, más simple. Eligiéndonos como productos, nos ponemos coquetos para vendernos al mejor postor, o al que más se asemeje a nuestras expectativas, al que menos nos desilusione. Porque así es ahora, menos doloroso, más pragmático y quizás más efectivo. Así nos arrebataron lo único genuino y puro que nos quedaba,
Comentarios
Publicar un comentario