Amour et Responsabilité
Me preguntó que quería, era la
primera vez que nos veíamos. Lo miré callada sin entender a qué se refería. Me
dijo con seguridad que no quería nada serio, que no buscaba nada. No respondí.
Su seguridad me abrumaba, ¿Cómo estaba tan seguro de un sentimiento tan
incierto? ¿Cómo controlar cuándo enamorarse? A lo largo de la cena me volvió a
mencionar que estaba bien solo y que no quería nada. Volví a encerrarme en mis
pensamientos y no respondí. ¿Cómo predecir el futuro? ¿Cómo sabes que va a
pasar? ¿Y si dejas fluir? pensé. Pero no dije ni una sola palabra. Al bloquear
sus sentimientos, en realidad, me estaba bloqueando los míos. La gran
advertencia, como garantía de que si me enamoró será mi culpa. Parecía una
firma de contrato donde debía aceptar todas las condiciones o sino irme. Seguía
hablando y tenía todo organizado (como si la vida cupiera en las hojas de una
agenda). Lo que más me intrigaba era su seguridad de conocer a alguien sabiendo
que no se iba a enamorar. Se nota que nunca leyó Rayuela.
¿A qué le temes? ¿A fracasar en
el amor? ¿O temes a la responsabilidad? Lo pensaba, pero nada comentaba. Hablábamos
del azul del cielo, de lo mal que va el país y de lo rico que estaba la comida.
No sabía ni siquiera dónde vivía o cuántos hermanos tenía. El sexo divino. El
desayuno casi inexistente. Cuanto más hablaba él, más escondía mis
sentimientos. No tenía nada que decirle. No quería saber mucho de él para no
ilusionarme, no quería que supiera mis secretos ni mis defectos. No se puede
construir confianza entre rejas. Quería gritarle que el amor simplemente nos
encuentra. Pero me callaba. Accedía a sus encuentros y cada día estaba más
desconcertada. Debía acostumbrarme a estas relaciones modernas. Enamorarse pasó
de moda. Somos tan libres que nos cuesta librar nuestros sentimientos o
pensamientos. Nos mordemos la lengua antes de decir te quiero o te extraño. Nos
creemos libres, pero solo estamos reprimiendo, cada día, un poco más.
¿A qué le tenemos miedo? No
será nuestro primer fracaso amoroso. Creemos que el amor es una nueva app que
podemos activar o desactivar usar o eliminar. Pero el amor no se puede automatizar.
-Queremos ser amados, ser especiales, pero aceptamos ser segundas o cuartas
opciones. Perdemos oportunidades por no arriesgarnos, vivimos con miedo de
expresarnos, nos arraigamos a ilusiones y nos despertamos solos sin esperanzas.
El amor es una responsabilidad que no queremos asumir. No queremos lastimarnos
ni lastimar no asumimos el peso que conlleva. ¿Le digo que lo quiero? O
simplemente nos utilizaremos para cuando tengamos ganas. Nos desgastamos y nos
tiramos. Evitemos el drama. Seguiré siendo su muñeca sin sentimientos que es lo
que buscaba. El amor está en su puerta, pero él la mantiene cerrada.
¿Qué buscamos? ¿Vinculo vacíos
solo para pasar el tiempo? ¿Historias cortas para acumular? Estamos tan
aburridos o solos que nos reconforta el ego tener contactos para pasar el
tiempo. Ser un contacto más de su agenda virtual, en eso me convertí. Me duele.
Quizás fue mi error al aceptar ese contrato invisible, porque sabía que debía
mantener mi papel. Enamorarme sería mi error y lo sabía. ¿Habrá sabido él mantener su papel? Han pasado
meses y seguimos fingiendo cortesía, pero ni un solo sentimiento florecía. No
sabía que pensar, si era mi cabeza llena de ilusiones o era algo mutuo. Pero no
podía hablarlo, no quería exponerme, no quería romper con lo que sea que
teníamos. Aceptaba, pero en silencio lloraba. Y un día desapareció, como
desaparece la niebla por la mañana para dar lugar al sol. Desapareció. Ghostin
le dicen. Y entonces ni siquiera era un like, ni un comentario, ni un contacto
de su agenda. De la noche a la mañana, no era nada. El vínculo se agotó o el
contrato venció. Nunca lo supe ni lo pregunté, nunca lo busqué ni lo volví a
ver. ¿Habré dejado pasar mi oportunidad?
¿Nos estaríamos enamorando y corrimos en dirección opuesta? Hemos fingido tan
bien, que nunca sabré lo que sucedió. Me culpé por su ausencia y sentía un
vacío enorme.
Esta vez perdí a alguien, pero no iba a volver a perderme. Prometí no volver a callarme, no volver a ser un pasatiempo de otro. No ser un contacto más ni una muñeca callada. Porque la próxima vez, no dejaré que los amo se escondan ni reprimir un te extraño. Creo en el amor, y estoy segura que el verdadero amor derrumba puertas e infringe barreras. Porque el amor te encuentra donde estés...
Qué bonito es el amor cuando es correspondido.
ResponderEliminarLa magia de conectar y la suerte de coincidir
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