De puertas y viejos amores


 Esta bien, ya está- había cerrado la puerta. Con lo que que significaba cerrarla. Ya no quería explicación, ni perdón. El portazo fue tuyo, pero lo entendí. Deje del otro lado todos los recuerdos. Como cuando tienes invitados y ordenas escondiendo todo en el placard; y cerrando la puerta para ocultar el desorden. Llore apoyada sobre esa puerta durante días. Sequé mis lágrimas y no volví. No quería volver a abrirla y cerré esa habitación buscando olvidar. Fue mi culpa no haber podido cerrarla a tiempo. Me culpaba cada vez que lo pensaba. Hice de cuenta que la casa estaba ordenada y no volví a tocar esa puerta. Esa área de mi vida había quedado estancada. Dicen que "Cuando una puerta se cierraotra se abre". Continúe creyendo que era posible olvidar, que alguna salida iba a encontrar. Ninguna puerta se abrió, nada cambió. No creo que el tiempo cure las heridas, pero disminuye los dolores. A veces fue bronca y otras, dolor. Pero te aseguro que no aprendí a guardar rencor.

 Una noche escuché ruido, - golpeaban aquella puerta olvidada-. Confundida, temblando, me acerqué. Sabía que del otro lado me esperaba aquel corazón perdido, aquella caída libre, aquella vieja ilusión. Cautelosa abrí la puerta y todo lo que una vez había guardado se desplomó encima mío. Me quede sin poder respirar, más confundida que antes. Una extraña sensación me invadió. Estaba todo intacto: mis sueños rotos, mis lágrimas guardadas, mis miedos, mis risas, mi mirada ingenua, mis viejos amores, mis falsas esperanzas. Quise llorar, pero ya no tenía fuerzas. Las disculpas tardías ya no tienen lugar. Sentí una caricia a mi alma. Quizás algo había hecho bien. No busco nada, porque ya nada es suficiente. Y nunca te lo pude decir, pero te deseo una buena vida; y no llegué a decir te quiero, pero lo hice. Te quise a mi manera, de modo extraño, oscuro pero verdadero.  

                                                                            

 

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